El eclipse que salvó a Colón

Colón y el eclipse
Colón y el eclipse

Diego Méndez de Segura acompañó a Colón en el cuarto viaje a América. En su testamento hace un relato del viaje que puede leerse en el libro de Martín Fernández de Navarrete : Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo XV, publicado en 1825. El relato de Méndez se hace eco de la siguiente historia:

En 1503 después de haber perdido dos de sus barcos llegaron al norte de la isla de Jamaica donde tuvieron que varar los otros dos ya que tenían muchas vías de agua por estar infestados por gusanos marinos. Mientras algunos de los hombres capitaneados por Méndez marcharon en canoas rumbo a la Española para buscar ayuda, Colón y el resto de los hombres permanecieron en Jamaica.
La relación con los indígenas fue empeorando y aunque durante unos meses les suministraron agua y comida a finales de 1503 dejaron de hacerlo. A medida que el tiempo pasaba y no había noticias de Méndez la situación se iba haciendo desesperada.
Colón, que contaba con un almanaque marino, observó que en las primeras horas del 29 de Febrero de 2004 iba a producirse un eclipse total de Luna. Invitó a los caciques a bordo de su nave y les dijo que los españoles estaban allí por mandato divino y que Dios estaba tan enfadado con ellos por como los trataban que los iba a castigar con hambre y enfermedades, pero les iba a dar una última oportunidad mediante un aviso que consistiría en oscurecer la Luna llena. Algunos de los caciques no creyeron a Colón y se burlaron de él pero a medida que la Luna se iba oscureciendo todos se arrodillaron y le suplicaron que intercediera por ellos. Colón no cedió inmediatamente, para conseguir un efecto mayor se retiró a su cabina y solo salió poco antes de que el eclipse comenzase a remitir para decir a los caciques que después de consultar con Dios le había persuadido de que no los castigase si renovaban el suministro de agua y provisiones mientras durase su estancia. Los caciques aceptaron inmediatamente y Colón hizo un gesto con su mano para que la Luna se descubriese, cosa que efectivamente hizo poco después.

Hasta el 28 de junio de 1504 que fue cuando zarparon camino del puerto de Santo Domingo, en la nave que Méndez había enviado, no ceso el suministro de agua y comida por parte de los caciques.

Puede verse online el libro de Fernández de Navarrete en una edición de la editorial Calpe de 1922 en archive.org o en la edición original de la Imprenta Real de 1825 en books.google.es

Duncan Steel relata la curiosa historia en su excelente libro sobre los eclipses:

Steel, Duncan. 1999. Eclipse. (London: Headline)

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