Un material con memoria de forma puede recuperar su forma después de deformarlo de una manera aparentemente irreversible. En los años treinta del pasado siglo se descubrieron las primeras aleaciones con este comportamiento y veinte años más tarde, en los cincuenta, se encontró una explicación a lo que sucedía
Sus aplicaciones son muy diversas y en ámbitos muy dispares, por ej.: antenas para satélites que se transportan plegadas y llegado el momento se despliegan adoptando la forma predefinida, válvulas, en circuitos de seguridad, que se cierran o abren en función de la temperatura, piezas deformadas de objetos sometidos a tensión, que recuperan su forma mediante el paso de una corriente eléctrica.
El Nitinol
Uno de los materiales más populares que presenta memoria de forma es una aleación de Ni y Ti conocida como Nitinol. Su nombre es un acrónimo que incluye además de los dos metales constituyentes, el laboratorio de armamento de la armada estadounidense donde se descubrió :
Nickel Titanium Naval Ordnance Laboratory.
Su descubridor fué William J. Buehler un ingeniero metalúrgico que trabajaba en el Naval Ordnace Laboratory preparando aleaciones para el cono delantero de los misiles Polaris.
Los materiales que buscaba debían soportar las drásticas condiciones que se producen en la reentrada de los misiles en la atmósfera terrestre. En 1959 centró su búsqueda en una aleación de níquel y titanio en proporciones equimolares a la que donomino Nitinol. Descubrió accidentalmente, al caérsele una muestra, que dependiendo de la temperatura de la muestra, el sonido que producía al chocar con el suelo del laboratorio era diferente. Esto sugería un cambio en la estructura de la aleación en función de la temperatura. En los primeros meses de 1960 Buehler probaba la resistencia a la fatiga de la aleación. Usando tiras de Nitinol las doblaba en una especie de acordeón y lo estiraba y doblaba a temperatura ambiente sin que se rompiera. En 1961 Buehler no pudiendo asistir a una de las reuniones, en las que se analizaba la marcha de los proyectos en desarrollo, envío a uno de sus asistentes Raymond C.Wiley a la misma. En la reunión Wiley mostró la pieza en forma de acordeón, que fue pasando de mano en mano entre los asistentes, mientras comprobaban sus propiedades mecánicas. Uno de los presentes David S. Muzzey, fumador de pipa, aplicó calor a la pieza usando su mechero. Ante la mirada de los asombrados asistentes, la muestra de Nitinol se estiró adoptando un forma lineal y exhibiendo de esta manera su sorprendente memoria de forma.
En el vídeo que sigue, un alambre de Nitinol deformado tras ser enrollarlo en una pieza cilíndrica, recupera su forma lineal al calentarlo.
¿Por qué tiene memoria de forma?
El Nitinol se presenta en dos fases estables, una a alta temperatura, austenita, y otra a baja temperatura, martensita.
Cuando se enfría, el Nitinol pasa de austenita a martensita. Si se calienta esta última tiene lugar la transformación inversa.
Al hacer fuerza sobre la martensita se puede deformar y adoptar fácilmente otra estructura microscópica estable en la que permanece al cesar la fuerza.
Al calentar cualquiera de las dos martensitas, la deformada o la sin deformar, se transforman en una única austenita. A su vez, al enfriar la austenita, se transforma en la martensita no deformada.
Dando nueva forma al Nitinol
Para dar una nueva forma al Nitinol hay que moldearlo a baja temperatura, cuando se encuentra en la fase martensita, y luego calentarlo, mientras se hace fuerza sobre él, hasta que se transforme en austenita.
En el vídeo que sigue se calienta el Nitinol con un soplete de los usados en la cocina.
Más información
Una buena introducción, en inglés:
2 opiniones en “Nitinol: un material con memoria de forma”