Historias de matemáticos

El seguro de Hardy para viajar

Godfrey Harold Hardy
Godfrey Harold Hardy

En 1969 George Polya dio una conferencia en la Universidad de Santa Clara, California, con el título: «Algunos matemáticos que he conocido». Una de las anécdotas que menciona hace referencia a G. H. Hardy, el matemático inglés recordado por sus logros en análisis y teoría de los números así como por ser el mentor del matemático indio Srinavasa Ramanujan. Nos cuenta Polya que:

Hardy solía hacer una visita en el verano a su amigo el matemático danes Harald Bohr. Previamente establecían unos temas de los que iban a hablar y Hardy siempre insistía en que el primer punto fuese : «Probar la hipótesis de Riemann».
Al acabar la vacaciones Hardy tenía que volver a Inglaterra para retomar sus actividades académicas. El viaje lo hacía en un pequeño barco que cubría el trayecto. Una de las veces, en que había temporal Hardy decidió hacer la travesía de todas formas aunque previamente envió una postal a su amigo Bohr en la que decía: «He probado la hipótesis de Riemann. G.H.Hardy». Una vez en Inglaterra sano y salvo explicó que lo había hecho porque Dios le tenía manía y por tanto el barco no se iba a hundir ya que Dios no iba a consentir que todo el mundo creyese que  había demostrado la hipótesis de Riemann»

En la misma conferencia, Polya cuenta que alguien hizo la siguiente pregunta a Hilbert, «Si usted resucitase al cabo de 500 años, ¿qué haría?» «Preguntaría, » contestó Hilbert, «¿Ha demostrado alguien la hipótesis de Riemann?

La conferencia de Polya se puede leer en: Some mathematicians I have known, Amer. Math. Monthly 76, 746-53;

Las tareas para casa de Dantzig

En una entrevista publicada en 1986 George B. Dantzig, el padre de la programación lineal, cuenta la siguiente historia que tuvo lugar mientras estudiaba en la universidad de Berkeley.
Un día llegó tarde a la clase de Jerzy Neyman y copió los dos problemas que había en el encerado suponiendo que eran las tareas que el profesor había puesto.  Al cabo de unos días se disculpó con Neyman por tardar tanto en hacer los problemas, que le parecieron un poco más difíciles de lo habitual, y le preguntó si todavía se los podía dar, a lo que Neyman le contestó que se los dejase sobre la mesa. Se los dejó de mala gana porque la mesa estaba cubierta con tal cantidad de papeles que pensó que sus tareas se iban a extraviar. Al cabo de seis semanas, un domingo a las ocho de la mañana se despertó por los golpes que alguien daba en la puerta de su casa. Era Neyman. Entro corriendo con los trabajos en su mano, y dijo todo excitado: «Acabo de escribir una introducción a uno de tus trabajos. Léela para que pueda enviarlo a publicar».  Al principio no tenía ni idea de lo que el profesor le estaba contando. Luego se aclaró la historia: los problemas que había en el encerado y Dantzig había resuelto pensando que eran la tarea para casa, eran en realidad dos famosos problemas estadísticos todavía no resueltos.

La historia la cuenta el propio Dantzig en : An Interview with George B. Dantzig: The Father of Linear Programming.  Donald J. Albers, Constance Reid and George B. Dantzig. The College Mathematics Journal Vol. 17, No. 4 (Sep., 1986), pp. 292-314

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